Venga, ejercicio de lenguaje ambiental y visual en el videoclip -gran grupo, los conocói de madrugada una noche en Badajoz-. Soy de los chalados que les encantan días como el de hoy: lluvia, aire, fresco... para mí esto es romántico. La simplicidad de la escala de grises.
Séptimo día con la garganta jodida; ahora ese malestar se ha multiplicado en todo mi cuerpo, concretamente desde el jueves al anochecer se ha acrecentado... pero hay un efecto placebo en él, curioso.
Y hoy parece que llueve, diluvia... creo que como los ascetas tocará colgar recuerdos, fotografías como la que había perdida en un libro de Tabucchi: tengo un tablón de corcho de metro y amenazo con ir enganchando en él palabras, frases, impresiones, sentimientos... verdades bonitas y no tan bonitas. Sí, eso haré, y cada día por la mañana a las 6.30, cuando me levante lo leeré y me hará más fuerte. Quedaría más mood si en la mesa de conglomerado de mi cuarto hubiera una cajeta de Chesterfield y un mechero plateado, pero no... fumar y hacer estas cosas que sólo se me ocurren a mi son inviables...
en los escombros están todas las cosas
con las que tú, con las que tú has soñado.
con las que tú, con las que tú has soñado.
Repito, eso haré: el panel estará enfrente de mi cama y cada día lo observaré, me obligaré a poner un post-it o cuadrícula. Hoy, para empezar... he puesto el verbo querer... es el verbo más egoísta que conozco pero a la ve el que tiene el repunte más dulce. Querer... ¿vosotros no sentís escalofríos cuando queréis a alguien? ¿cuando, simple y llanamente estás a gusto con una persona?... ya lo dijo Joel X.Hansen no hace demasiado tiempo: conjugar el verbo querer me produce escalofríos.
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