miércoles, 29 de febrero de 2012

El ciervo de Colmar


Apenas a 20 kilómetros de Colmar, Alsacia. Cruza el campo de trigo y se planta en el epicentro de la línea discontinua de la carretera. El rojo cobrizo de su pelo reflejado en el negro de la carretera. Y el gris del cielo. Como si fuera un espejo, mira nuestro coche y alza su pequeña cornamenta. Gira su cuerpo y se adentra en el trigo dorado de nuevo para regir sus dominios.

Es el único recuerdo con luz que tengo de la línea Maginot. Y en ambos sucesos hubo una tensión involuntaria de mi cuerpo. Impresión, se conoce.

lunes, 27 de febrero de 2012

Incubadoras


"Todos saben que si tienes un hermano
te vas a pelear"
(Liam Gallagher)

     Desde que empezamos a trabajar en la clínica lo hacemos. Cada día me encargo de llevar a los recién nacidos a la báscula de peso y medición. Allí los limpiamos y secamos Anabel y yo, cambiándoles la identidad, poniéndoles en esa pulserita identificativa que cuelga en su delicada muñeca un nombre y unos apellidos que en realidad no son los correctos. Acto seguido, María se encarga de llevar el bebé a sus padres para que puedan disfrutar de los primeros momentos con un hijo que no es suyo. Resulta grotesco y divertido ver como los padres saludan a los bebés desde los cristales de la sala de incubadoras, ignorando que en realidad no son carne de su carne.

     Cada martes por la noche, al acabar el turno, y cuando en planta solamente quedan las limpiadoras; nos reunimos las tres en la cafetería para comentar las caras y las impresiones de esos inocentes padres a los que hemos engañado. Sabemos que lo que hacemos no está bien, pero nos reconforta y nos divierte; porque nuestros padres nunca nos quisieron cuando éramos pequeñas. Fuimos niñas maltratadas, olvidadas y por ende, abandonadas a nuestra suerte. Por eso, cuando entramos como comadronas, llegamos las tres a la misma conclusión: al igual que nosotros no fuimos felices con nuestros padres, tampoco lo serán aquellos bebés que pasen por nuestras manos. No habrá ninguna familia feliz hasta que saciemos nuestras ansias de venganza.

domingo, 26 de febrero de 2012

Baño al sol


Dramatizar, en el sentido y significado exacto que transmiten los rayos del sol a las doce y media de un quince de agosto de un año bisiesto. De forma constante y aguda.

Disimular pese a todo. Huir del mar en la playa. Aunque a caso seamos solamente un prisionero del calor y del agua salada; en el fondo todo se mantendrá.

Me cuesta entender el verano porque no es una estación: es una parada transitoria.

Foto: Silsis

sábado, 25 de febrero de 2012

Silencio


3. Silencio (div.) Aspecto que los humanos no sabemos utilizar ni bien ni mal, simplemente la obviamos. Cuando creemos estar en silencio en realidad nos volvemos mudos. O tartamudos, en su defecto.

El silencio se entiende con respeto o con miedo.

viernes, 24 de febrero de 2012

Paso de cebra


Ves a tu antigua pareja mirándote en la otra acera del semáforo. Escudriña con disimulo la chaqueta de piel que llevas. También el brazo que recorre tu cintura, una melena rubia que ondea a tu lado y sus labios que te hablan con una gran sonrisa y dedicación plena.

Ciñe el entrecejo y se da la vuelta. Todo está perdido.

jueves, 23 de febrero de 2012

El Aula Díez - Canedo en la televisión

Que Badajoz es una ciudad muerta en muchos aspectos es un argumento tan fácil para hablar de mi antigua ciudad que ya ni siquiera contemplo hacerlo. A veces, eso sí, uno descubre un pequeño rayo de luz que hace ver que todo no está perdido, como son las Aulas de Poesía que hay en las principales localidades de la geografía extremeña.

Con la que más contacto he tenido y he invertido tiempo -he aprendido muchísimo de esas tardes en el MEIAC y de las mañanas de invierno en Caja de Extremadura- ha sido la de Badajoz. Aprovechando la visita en diciembre de Agustín Fernández Mallo, el programa de TVE La aventura del saber grabó un pequeño reportaje de una actividad sin igual en todo el estado. Aquí podéis verlo.

Mentiría si dijera que no me gustaría que aquí hubiera algo parecido, pero ahora mismo creo impensable que esta iniciativa surja en los tiempos que corren. Y más en Tarragona, capital catalana del aburrimiento de éste año 2012.

martes, 21 de febrero de 2012

Pie de página (I)

* Releo De Alemania a Alemania. Diario, 1990 de Günter Grass. Desde que viajé por primera vez a Alemania en el 2008 he cambiado mi visión del mundo, quizá por haber visitador la verdadera Europa -Rumanía era un esbozo capitalista y ostentoso con marcados desajustes e Italia me parecía déjà vú, en el sentido de que mi estancia en la tierra de Garibaldi no me aportó nada -odio el turismo de masas-. Leyendo el libro de Grass entiendo los recelos germanos ante las dificultades de demás vecinos europeos y sus hermanos postcomunistas. 

* Tengo que ir a comprar libros. De momento tengo apuntados dos; un clásico como Pedro Páramo de Juan Rulfo y un boom de esos que de vez en cuando saca Salamandra, El abuelo que saltó por la ventana y se largó, de Jonas Johansson. Decidiremos.

* Hace diez días comenté que hacía tiempo que no iba al teatro... el viernes voy a ver Los Miserables a Barcelona. Es una lástima que tenga que ir en unas circunstancias un tanto especiales...

* Vivo ahogado de tiempo. Ahora acabo los exámenes, pero seguiré con las prácticas y demás cursos. Posiblemente un trabajo en Semana Santa. No parar es la cuestión. El mejor bálsamo es escribir.

lunes, 20 de febrero de 2012

El mar

El mar simboliza la libertad... una libertad posible y cercana que al intentar sumergirnos en ella puede llegar a clarear la realidad, escupir su veneno en nuestros ojos.


Bañista 

Hay un cuerpo de espaldas frente al agua,
obscena curvatura, forma abierta
adentrándose en el azul del fondo.

Hay un cuerpo desnudo que en el mar
accede a la aventura, semeja un horizonte
disperso, vertical, ensimismado.

Una mujer, allí, ensaya el vuelo
y, en el vuelo, decide una brazada.

Poema: Ángel Campos Pámpano (Cal i Grafías, 1989)
Foto: Marta

sábado, 18 de febrero de 2012

Despegar


Esnifo toda la cocaína que te puedas imaginar y luego me enciendo un cigarrillo. Doy vueltas sobre mi silla giratoria y doy patadas a la estantería mientras van cayendo los libros como sacos de arena de un globo al despegar. En cierta manera, el papel y la ceniza se juntarán para olvidar tu recuerdo. Podría decirte que te odio, pero me conformo con desahogarme en silencio, con el único murmuro de la celulosa consumiéndose a cada calada y el suspiro de mis labios haciendo aros que se van tragando tu cara. ¿Qué será de ti ahora?


Foto: Justin Vernon (1981), líder de la banda Bon Iver
Canción: Skinny love, de Bon Iver

jueves, 16 de febrero de 2012

Silencio.


Mi vientre es mi mundo interior:
el espejo vacío
de todo lo que fui dejando por el camino.

El mejor lugar donde buscarme.


Foto y poema: Miriam Reyes (Ourense, 1974) El poema aparece en su libro Bella durmiente (Hiperión, 2004)

miércoles, 15 de febrero de 2012

La vida es el último recurso

No le conocí nunca. Hasta una tarde de mayo en la feria del libro de Badajoz no encontré nada suyo. Dibujos, una portada... todavía hoy miro los dibujos más que los poemas, a veces más los poemas que los dibujos, da igual. Hoy hablo de otra poesía, de Domingo Frades... y de lo frágiles que podemos llegar a ser las personas.


Domingo Frades (Cáceres, 1970 - San Martín de Trebejo (Cáceres) 2009) Dibujante y poeta visual, participó -entre otros muchos- en la Expo de Sevilla de 1992.

martes, 14 de febrero de 2012

Ola de frío siberiana - #Siberiana2012


Me arrincono en una habitación
yo solo,
hablando con el espejo.

En la calle tu sigues sonriendo
mientras el paisaje te arrastra.

PD: Odio san Valentín. También odio a la madre que lo parió.

domingo, 12 de febrero de 2012

Reencuentro con el teatro

Reconozco que no soy un visitante asiduo de teatros. De hecho, la última vez que tuve un contacto cercano con los escenarios fue haciendo de Creonte en Medea -y de eso ya han caído años, perillas y colillas- con un resultado más bien discreto -el cinturón psicodélico que llevaba en mi "sábana" todavía debe causar furor entre los que asistieron a tan grotesco espectáculo-. 


Al grano. Resulta que, convencido a última hora acudí a ver El fraude de mi generación, una obra dramática y un poco cruenta en parte que para mi gusto ha reflejado correctamente la crudeza del lenguaje-visión de Lorca sobre la mujer -se toman textos extraídos de la "trilogía de la mujer", contraponiendo dos versiones de un mismo tema: la maternidad. Por un lado, la postura de Bernarda -no puede acceder a la maternidad, pero la defiende y obliga moralmente a las hijas a que tengan descendencia- y la de las tres hermanas, que se revelan -como en La Casa (...)- a la autoridad dictatorial de Bernarda, defendiendo su rechazo ya que encadena una penitencia en sus vidas.

Me ha gustado muchísimo la primera hija -Annabel- y el papel de Poncia -Iris-, que se ha vaciado durante unos minutos, cual trastorno bipolar, cerrando la obra con brillantez. Un pequeño pero es Bernarda, con una voz fuerte y contundente, marcando su carácter, difuminado por su inexpresividad en algunos lances -un poco de mala leche, entendrámonos- pero este detalle no debe enturbiar el transcurso de una obra que me ha reenganchado a las tablas y al telón y que en ningún caso ha de tomarse al pié de la letra puesto que es una opinión personal de un espectador.

Definitivamente, creo que tengo que ir más al teatro. Sobretodo cuando esté sano y no me entren ataques de tos en mitad de la obra... vaya espectáculo.

sábado, 11 de febrero de 2012

En algún lugar


Si hubiera una voz en mi garganta, sería la suya. Rasgada y acariciada por el paso del tiempo, como el agua rozando las chinas del sendero por el que surca caminos, valles y cumbres. Volver de la calle y escuchar a Mikel Erentxun y Ducan Dhu entre el frío. Ponerse a escribir por inercia títulos de la plaquette (porque debo hacer una) y después, dormir. Dormir, en singular, porque las cosas en plural pierden algo de sabor.

Chema, que a mi edad -redondeando un poco unos años- tú escuchabas a estos caravaneros. Juraría que los vinilos siguen en casa.

Foto: Mikel Erentxun (Caracas, 1965)
Canción: En algún lugar, de Ducan Dhu (1985 - 2001)

viernes, 10 de febrero de 2012

Acabada la nocilla...

Hoy he acabado Nocilla Dream, una verdadera pasada de libro, escrito por una bestia literaria como es Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967) Es un libro raro, porque en cada apartado/capítulo que hay, tienes la sensación de empezar a leer una nueva novela, cosa que puede desconcertar o te puede animar a seguir leyendo, como ha sido mi caso.

Para quienes lo conozcáis, os dejo aquí un reportaje que le hicieron en el Canal 33 hace unos años. Disfrutadlo. 


Agustín Fernández Mallo es licenciado en Ciencias Físicas. Ha escrito también -entre otros títulos- El hacedor (de Borges) Remake y Carne de píxel

jueves, 9 de febrero de 2012

De los raíles


Pasado, adverbio que llevas tatuado en el hombro;
de espaldas, junto al recuerdo.

Manipulando hoy el vacío, el cuenco de mi paciencia
se ha quebrado.

martes, 7 de febrero de 2012

Necesito un puente

Una de las cosas que más me cuesta de aceptar es que en Tarragona no existan puentes. Hay miradores, balcones, recovecos de piedra donde ver el mar... pero no hay un puente con mayúsculas, de esos en los que se refleje la profundidad de nuestro pensamiento.


(Reloj de Mar)
Rotas horas, las olas.
Se anticipan,
se empujan, 
se disgregan.
Recomienzan el ciclo permanente.
En su justo engranaje nos emulan:
detrás alguien
siempre mira morir a alguien que mira

Poema: Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) ...poema extraído de su libro Mística Abajo (Acantilado, 2008)

El poema de Neuman habla del mar. Me encantaría colocar un puente y luego el mar. Y luego, contar los pliegues azulados en movimiento en medio del puente. Un domingo gris. A las cuatro de la tarde. Con viento. Con un poco de lluvia.

Sin lugar a dudas es una escena perfecta.

lunes, 6 de febrero de 2012

Dos aforismos sobre fuentes


Que una fuente se congele en febrero es el signo característico de que llega la insensibilidad del invierno.

Son un espejo de riqueza para la vida. Si se quiebra por el frío, todos nos encojemos automáticamente.

sábado, 4 de febrero de 2012

Muros de papel

"Eso que llaman el amor es el exilio,
con una postal del país de vez en cuando"
(Samuel Beckett)

     Subí las escalera inseguro, cogiendo de la mano a Floyd y me presenté delante de una puerta blanca con pegatinas de colores. Llamé a la puerta, fijándome en el pomo redondo y dorado y allí me recibió una chica joven y sonriente que me invitó a pasar. Inseguro del todo -siempre he desconfiado de los sitios con paredes de colores- la seguí hasta una habitación grande, donde tú me esperabas mirando la televisión con cierta desgana. Me miraste, me estudiaste por arriba y por abajo y abrazaste a Floyd sin mi consentimiento. Recuerdo que lloré en silencio, porque Floyd era mío y sentía cómo prostituías mi infancia. Tu hermana al ver el atroz espectáculo de la lluvia de mis ojos te obligó a devolvérmelo, aunque nunca más mi fiel compañero volvería a ser el mismo.

     Caminaste hasta un patio de moqueta azul, donde había cajas de cartón apiladas formando una semejanza de castillo. Sé mi príncipe, me dijiste. Callé y me quedé mirando una de las paredes del castillo, acepté a serlo pese a que siempre odié ser el algo de alguien. Nunca he aceptado ser el niño de o el amigo de... mi personalidad siempre se ha visto ignorada por las demandas de los demás. Sumiso ante ti, asentí con un leve movimiento de cabeza. Seguro que hoy mantienes la misma frialdad que entonces; automáticamente cogiste un Simba, le pusiste encima de tu litera y nos casó sin miedo a nunca separarnos. Floyd, convertido en mi fiel escudero desde hacía menos de quince minutos, presenció como testigo la boda, imperturbable ante la frialdad de tus gestos.

     Llevado por la novedad de estar casado, seguro que intenté besarte, ahora no me acuerdo bien. Me evitabas con desprecio, obligándome a vigilar el castillo de cajas de cartón, un castillo patrocinado por Panasonic, en el que unos playmobil labraban hojas de cuadrícula como si fueran campos de cereales. No recuerdo tu nombre, pero sí que tomabas el té con tu séquito de muñecas haciendo de damas de honor y sirvientas. Mi ejército estaba formado por peluches. A saber: un asno de Shrek cojo, tres osos con corazones como escudo y el Simba al que obligaste dejar los hábitos para servir en mis tropas. Tienes que guerrear -me decías- tienes que traerme tesoros del más allá. Pero no traía nada, nunca pude traerte nada, porque las fronteras en forma de puerta blanca con pestillo echado siempre han sido infranqueables para mi ejército.

     Siempre volvía fracasado a tu castillo y escuchaba las reprimendas y aquel odio visceral que tenías acumulado sin yo ser el culpable. Decapitaste a muchas de tus doncellas para pagar tu frustración, incluso zarandeaste a mis soldados. Preparaste ejecuciones masivas de playmobil para saciar tu ira. Eres el peor príncipe que existe, me decías. Yo aguantaba impasible ante tus atrocidades, tus lloros y lamentos.

     Justo en ese momento apareció tu hermana y me sacó de allí con rapidez. Me fui como llegué, aferrando a Floyd en mi pecho y sin entender nada de lo que había pasado. Hoy puedo decir que sólo amé a una persona en mi vida, pese a sus gritos, a sus lloros y a su carácter irascible. Lo recuerdo con gratitud, porque posiblemente no haya habido más príncipes en esas cajas de cartón de Panasonic que comandaran con respetable acierto esas tropas inanimadas que pusiste a mi disposición, ni tampoco a esos aldeanos de cara sonriente y manos cóncavas que remoloneaban de su trabajo. Yo sin mi escudero ya me sentía indefenso, pero tú teniéndolo todo, inexplicablemente, también lo estabas. Te ofrecí amor en unos pocos minutos, pero quiero pensar que lo repudiaste por miedo. Posiblemente porque teniéndolo todo en tu castillo, tenías miedo a sentirte indefensa al salir de él. Lo entiendo. Ambos lo sufrimos sin darnos cuenta de que en realidad nos amábamos.

viernes, 3 de febrero de 2012

Lecturas en el súper

Mientras que hacemos cola para pagar, a menudo escuchamos en los centros comerciales y supermercados -menos en el Corte Inglés- a alguna espabilada cajera pidiendo que por favor, acudan a carnicería o a la caja tres. Víctor Balcells -su libro Yo mataré monstruos por ti lo estoy acabando por segunda vez- nos demuestra que el micro que monopolizan esas mujeres puede ser una buena arma para llegar a un público potencial.

Ahora, cuando vea a la cajera que llama a la señorita Puri para que ocupe la caja tres, intentaré aguantarme las ganas de darla un arreón, coger el micro y ponerme a leer cualquier relato que tenga a mano.

Víctor Balcells Matas es el autor de Yo mataré monstruos por tí (Editorial Delirio, 2011)

jueves, 2 de febrero de 2012

¿Gilipollez o demagogia?

Los bancos se aprovechan de nosotros. Los políticos, también. Los servicios están para aprovecharse. España, por norma general, se ha aprovechado siempre de regiones, países y continentes y nadie ha dicho ni mú, bien porque si se hacía, se les pasaba por sable, bien porque nos vendían el cuento de la solidaridad.

Así que ahora, me venga el doble de luces de Fétido Addams a decirme que "los marroquíes se aprovechan del sistema educativo de Ceuta y Melilla" me suena a hipocresía de la barata, de la mala, cuando nosotros, con una dictadura -como la que tienen ellos- también íbamos a buscarnos la vida a cualquier otra parte. No fotem!