Ves a tu antigua pareja mirándote en la otra acera del semáforo. Escudriña con disimulo la chaqueta de piel que llevas. También el brazo que recorre tu cintura, una melena rubia que ondea a tu lado y sus labios que te hablan con una gran sonrisa y dedicación plena.
Ciñe el entrecejo y se da la vuelta. Todo está perdido.
1 comentario:
He de felicitarte por tu blog y qué mejor entrada que la última para decirte que, por paradójico que suene, consigues atraer la atención con la brevedad de cada entrada. Pues algo breve y bueno, dos veces bueno.
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