jueves, 30 de agosto de 2012

De faroles y de la dimensión de la tierra

Para daros una idea de las dimensiones de la Tierra os diré que antes de la invención de la electricidad se debía mantener, en el conjunto de seis continentes, un verdadero ejército de cuatrocientos sesenta y dos mil quinientos doce faroles.

Vistos desde lejos hacían un efecto espléndido. Los movimientos de este ejército estaban organizados como los de un ballet de ópera. Primero era el turno de los faroleros de Nueva Zelanda y de Australia. Una vez alumbradas sus lamparillas, se iban a dormir. Entonces entraban en el turno de la danza los faroleros de China y de Siberia. Luego, también se escabullían entre los bastidores. Entonces era el turno de los faroleros de Rusia y de las Indias. Luego los de África y Europa. Luego los de América del Sur. Luego los de América del Norte. Y nunca se equivocaban en el orden de entrada en escena. Era grandioso.

Solamente el farolero del único farol del Polo Norte y su colega del único farol del Polo Sur llevaban una vida ociosa e indiferente: trabajaban dos veces al año.

Antoine de Saint-Exupéry
El Principito  (1946)

miércoles, 29 de agosto de 2012

Poesía punk. Actualmente viva

Ayer descubrí al poeta y compositor John Cooper Clarke (Manchester, 1942) uno de los símbolos de la cultura punk británica de los 60 y 70. Oriundo del Manchester de los Joy Division, una figura ensamblada con la influencia beat y la rabia juvenil de esas dos décadas por bandera. También, buscando información sobre Cooper Clarke -poeta que leía sus obras en mitad de los conciertos de los Sex Pistols- he encontrado la figura nórdica -danesa- de Michael Strunge (Hvidovre, 1958 - 1986). Depresivo, obsesivo... aunó en su poesía lo mejor del simbolismo y el romanticismo y temas de actualidad o tabúes como la droga, el sexo o la cultura urbana. 

Tendré que buscar alguno de sus libros ya que la poesía británica, y menos la punk, no abundan en mi colección de poesía... aunque parta de la base que, la de Strunge, difícilmente la encontraré en castellano: la única reseña que he encontrado es una mención en un libro de 1990.

martes, 28 de agosto de 2012

Mi mano izquierda



La singularidad de mi mano izquierda está en lo que ofrece una vez abierta. Deja ver un tatuaje de hierro y fuego de forma similar a una península ibérica, con un dedo que aparece ligeramente señalado; quemado a la vista todos los días.

Mi mano izquierda es una aleación de pieles: del muslo, de la mano izquierda. La sensibilidad de mi mano expuesta al límite del tacto, a la hipersensibilidad de la caricia y la debilidad ante los peligros que a diario toca. 

Mi mano izquierda es única, no hay otra igual. Produce rechazos, ascos, admiraciones, sorpresas, sustos y cavilaciones crueles sobre su origen, sobre las enfermedades que ha sufrido y los accidentes que ha cometido. Ha sido víctima de la crueldad infantil y juvenil.

Mi mano izquierda es única. Sentid una caricia suya rozando vuestra espalda o cuello. Dadme la razón y miradla. 

lunes, 27 de agosto de 2012

La metamorfosis

El sabado devolví un libro. No soy muy dado a devolver libros, creo que a todos ellos -menos a alguno de lectura obligatoria en el instituto- se les puede sacar algo positivo, tienen alguna página donde cogerlos. El caso es que el libro de Lobo Antunes no lo devolví porque fuera flojo, sino por la cantidad de erratas que tenía -espero que haya sido un error puntual de Mondadori-. A cambio, me traje para casa el Principito y La metamorfosis y otros relatos de animales de Kafka. 


No me he leído todo el libro, pero he podido acabar La metamorfosis, uno de los relatos más conocidos de Franz K. La lectura quizá es comparable a la situación de hoy día, y un espejo del egoísmo de la época y que por desgracia hoy mismo vuelve a estar vigente -la visita del gerente es comparable, a grandes rasgos, con la reforma laboral que la derecha nos ha colocado-. Destaco también el buenismo de Gregor Samsa, intentando hacer lo mejor para él y los suyos, sobretodo con su hermana, su principal valedora en la soledad aunque la postura de la adolescente vaya cambiando a lo largo de las cincuenta y cuatro páginas del relato...

Un detalle: La metamorfosis es un relato que existe desde hace un siglo. He leído pocos relatos antiguos que puedan ser tan vigentes y válidos hoy día como éste. Tomemos nota.

domingo, 26 de agosto de 2012

Correos

6. Correos (s.) Empresa pública dada a la trata de misivas de ámbito privado y profesional. En antaño, aliado fiel de enamorados -novio que hace la mili y novia que vive en Palencia- ancianas suscritas a las novelas amorosas y maduros exiliados en Alemania esperando la ristra de chorizos cada mes.

Sé que recibiste mi carta porque nunca la contestaste. 

Las cartas se leen en silencio

sábado, 25 de agosto de 2012

Puñaladas sobre el amor

Nadie, nunca nadie entiende de amor aunque aparezca de repente. Aunque se mantenga perenne es una certeza en la que se cree aunque sea vagamente. Es bálsamo que es untado con un puñar por el corazón. Del destino depara que ese puñal poco a poco vaya cogiendo la forma de un untador sin punta que acabe acariciando el alma o se vaya clavando poco a poco en el pecho y cuando sea tarde para extirparlo de nosotros nos desangre. 

"Eso que llaman el amor es el exilio, con una postal del país de vez en cuando" de Samuel Beckett
¿a qué se referirá el irlandés? ¿a la soledad que uno siente a veces al verse volcado por la pasión cuando no hay nada más que la presencia masculina/femenina en la vida? Uno de los males del amor es adentrarse -cual touareg- en la inmensidad del desierto acompañado por una segunda persona.

"Bajo el imperio de un interés amoroso, desaparece todo peligro y hasta el ser mas pusilánime encuentra valor" de Arthur Schopenhauer
El amor es como una borrachera que deshinibe a las personas y volatiliza sus miedos. También es una fuente potencia de ridículo y vergüenza ajena. Lanzarse a una piscina en la que no haya nada en el fondo, ni tan siquiera agua.


Luego está lo escrito, lo explicable. Lo que puedes leer y opinar. Hombres que son los que lloran, sufren y ríen sin ser afeminados. Querer es universal y así lo plasmo. Siempre me he preguntado por qué está mal visto ese sufrir, ese ver diferentes a los hombres que lloran, a los que sienten... en definitiva; a los que dan todo en silencio. Muchas veces el poderío de ese silencio es tan grande, por eso me gusta escribir desde dentro de él...

Sentirme -a veces- protagonista de la realidad, de lo que escribo.

viernes, 24 de agosto de 2012

Acabando con Lobo Antunes


Si he ido era porque hacía un calor menos espantoso que los otros días, pero mi cuerpo necesitaba aún así fresco. Según el mando del aire acondicionado Mitsubishi de una librería de la Rambla Nova,  la temperatura estaba programada a unos heladores 21ºC. Y no, no voy a hacer la coña de Juego de Tronos y decir "llega el invierno" porque no es así y porque estoy harto de sudar. Esto no es Badajoz, no es Extremadura. Aquí, cuando llegue el invierno no conoceré la niebla y no hay ni tan siquiera un atisbo de falsas esperanzas.

Siempre que voy a la renfe me viene la imagen de quedarme mirando a la vía del tren desde un extremo del andén y fumar un cigarro -actitud literaria defendida por muchos, a mi me parece una soberana gilipollez; por eso no lo hago- mientras espero a un convoy naranja y blanco llegar. Esperar, verbo de la primera conjugación del verbo. Querer, verbo de la segunda: dos verbos que conjugados producen escalofríos. Me atrevería a decir que podrían ser perfectamente sinónimos... pero ahora eso no viene al caso.

Reconozco que soy un ser complicado. A mis problemas de habla se suman sin duda unos pensamientos extraños y complicados que ni yo mismo soy capaz de descifrar. Nunca había pensado y aguantando la mirada a un punto fijo con un nestea haciendo un trayecto por mi boca hasta mi estómago -¿cuanto hacía que no bebía nestea?- mientras hablo tranquilamente, con calma controlando cada impulso de mi paladar, de mi lengua... el oído, la vista, el gusto -el tacto ligeramente, sobre la mesa de falsa madera- y el olfato en guardia porque nunca sé de donde llegan los avisos.

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Balcells, Tabucchi, Modiano, Carver, Fernández Mallo, Galeano... todos pasean sin son y un día caerán. Alguno no será nunca carne de biblioteca.

Veo que Antonio Sáez Delgado es el traductor del libro de Lobo Antunes ¿Qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar?. Profesor de la universidad de Évora y poeta, tengo en la estantería Miradores; su primer libro de poesía.

Y mientras tanto, saudade...

sábado, 18 de agosto de 2012

Corto viaje sentimental

Releo con avidez un libro que lleva dos años en la estantería sin hablarme. Para mí, hablar de Italo Svevo -pseudónimo de Ettore Schmitz- es hablar para mí de Corto viaje sentimental, una novela corta de viajes que por similitud está a caballo entre el descubrimiento del mundo residente alrededor del señor Aghios -hombre de negocios, padre de familia y sesentón encallado- desde el compartimento del tren que le lleva a Trieste. En ese viaje no solamente descubre el mundo solitario y vitalista de un joven enamorado o el sacrificado devenir de un matrimonio campesino, sino que empieza una introspección en sí mismo, un descubrimiento de la persona sesentona que a primera vista reina por sus dudas y nervios -¿similitud con el Pereira de Tabucchi?- en busca de mantener un equilibrio que le permita dominar cualquier situación.

Bajo esa mira duitativa del mundo se esconde la inocencia del primerizo, un hombre cargado de prejuicios y amante de los detalles más que de la realidad en sí pero que ante los demás muestra una franqueza y serenidad que no es más que una máscara para no reflejar su debilidad. El libro, de edición de bolsillo se lee con facilidad, excepto por los detalles que presenta Svevo; que provocan que la lectura a veces se cargue de descripciones y reflexiones que pueden entorpecer la lectura.


jueves, 16 de agosto de 2012

La vida sin ti

Me despierto cada mañana a las siete por culpa de un despertador Casio heredado de mi abuelo. Acto seguido me lavo la cara con abundante agua fría nada más salir de la cama y micciono con la tapa subida (¿?) y pongo rumbo a la cocina para desayunar un café solo con una cucharada de azúcar, dos tostadas -nunca mejor dicho- con mermelada o miel, dependiendo de como sople el viento, el color del cielo o el sabor del zumo que tengo en un vaso de plástico que anteriormente guardaba la Nutella que tanto le gusta a David.

Voy a su habitación: los muebles ordenados y con una ligera capa de polvo. La cama perfectamente hecha; solo el tintineo de una mosca en su flexo chocando con la aleación de aluminio y algo más. Son las ocho menos cuarto de la mañana.

Vuelvo a la habitación. Me visto -camiseta negra ceñida, tejanos y deportivas- mientras suenan las noticias. Son las nueve. Hago la bolsa con fruta, la llave, mi cartera y los papeles de la oficina. Cuando paso por la nevera, enganchado con un imán de cuando fuimos a Vancouver veo la factura del tanatorio.

Me siento en la silla. La ropa sucia está por tender. La foto de Marge preside la casa. Los telegramas por condolencias rebosan la buzonera y parte de la entrada.

No he aprendido a vivir solo.