domingo, 9 de septiembre de 2012

Las encrucijadas

Probablemente he asistido a la última fiesta del verano; al menos, todo lo indicaba así: música pachanguera -a ratos-, dolores de espalda por culpa de pies rudos, cubatas más caros -¿culpa del IVA?- voces que no volverán...

Porque ya en Tàrrega, a unos veinte kilómetros de Guissona ya lo olía todo: la gran fiesta, el último cubata del verano en las manos. Esta semana la playa borra huellas de pies, recuerdos... decía Ferrer Lerín en su poema Tropa que "Hay que recalcar los puntos dudosos, los tiempos// de salida, el equipaje, el presupuesto y la alegría// con que se volverá, la alegría que tanto nos conviene"

Hablando de Tàrrega: el año que viene he de ir y gastar el último aliento del verano en el interior, porque la humedad es mala: no solo porque se me encrespa el cabello o se suda como un condenado... sino por mis principios, por el frío, buscar más allá de lo que muestra la simple vista en abanico de los ojos. Y claro, por el teatro, por la Fira de Teatre. Y digo por el frío porque quiero suponer de que por las noches allí debe refrescar algo.

Hoy último domingo de verano no escolar el noventa y cinco por ciento de la población estamos en una encrucijada: hemos de recordar el pasado del verano pero resistiéndonos a ello, aferrándonos a las últimas fiestas mayores -¡oh si, Santa Tecla!- o al famoso veranillo del membrillo a finales de mes... ¡aferrémonos, a sabiendas de que es solamente un delicioso y envenenado placebo!

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