Es difícil triunfar en Extremadura con materia propia, con iniciativas originales y que rompan la costra y la indiferencia cultural en la que vive sumida -en un alto porcentaje- el pueblo extremeño. Que se lo digan a las Ediciones Liliputienses que lleva un (re)conocido poeta extremeño.
A ver, es comprensible en cierto modo que tengan dificultades; teniendo en cuenta que uno de los referentes culturales por la casta política de la región es el inefable y chanchullero Isidro Leyva -ver aquí- poco puede esperar uno de que las instituciones ayuden a crear proyectos ilusionantes como el mencionado en el primer párrafo y no manipulaciones y esperpentos teatrales como los de aquel buen hombre. Si eso no cambia, como dicen por aquí en Tarragona, malalament anem.
Por desgracia, esa máxima que dicta que a uno sólamente se le reconoce cuando consigue el reconocimiento fuera de su tierra será verdad... a los Valverde -Álvaro y José María- Campos Pámpano, Landero, Grande, Hidalgo Bayal entre otros, me remito. Personas que antes de ser valoradas en Extremadura fueron valorados fuera de ella.
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