domingo, 18 de marzo de 2012

Ciudad posible



Que Lisboa estaba cambiada cuando fui en Julio no es ningún secreto. Bajando por las cuestas adoquinadas -los tranvías son para las subidas y para turistas y nostálgicos- la tranquilidad se mezcla con las sombras de los habitantes de la Alfama.

Un arma de doble filo asoma a Lisboa; la quietud y la tranquilidad. La tranquilidad en la tormenta. No puedo pensar que después llegará la decadencia...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lisboa es para mí la ciudad de los poetas malditos, el lujo decadente, las historias de sus habitantes susurradas en cantares viejos y el viento que se las lleva al mar. Es vetusta y hermosa, tiene porte, tiene magia; y sobre todo tiene mucha más alma que cualquier otra ciudad que yo conozca.