jueves, 19 de abril de 2012

Willie


Mi madre se emperró de él cuando casi nos tragamos un poste de luz por su culpa, por estar retozando en el medio de una carretera secundaria. Lo miró con cariño y cuando llegamos a Durbach, compró una corona de hojas de castaño y avellano y con un erizo en medio de ella, sonriendo.

Ahora vive en el comedor, vigilando todos nuestros movimientos pero siempre que lo veo recuerdo lo húmedas que estaban sus púas por el rocío del amanecer y sus patitas, cómo se movían intentándose fugar de mis dedos... como si quisiera huir de todo aquello que tenga que ver con los humanos, como a veces llegamos a pensar las personas...

Postadata: el próximo lunes 23, día de Sant Jordi, leeré mis poemas a las 16.30 horas en el Centre de Normalització Lingüística de Tarragona. Estáis invitados.

1 comentario:

Estíbaliz Durkheim dijo...

Ooooooohhh... ¡¡Pero qué cosita!! Normal que tu madre se encapriche, ¡¡Yo también lo haría!!