Entre web y web ayer por la noche, encontré una serie de reflexiones que desmitifican en parte a la mejor generación de poetas que ha tenido el estado en su historia. La Generación del 27, formada por poetas en su mayoría contrastados, dejaron otras raíces más oscuras que por suerte o porque no conviene, no han sido dadas a conocer.
Sabemos de un Lorca con una doble fachada -vitalista y trágica- que punzaba los sentimientos de más de algún poeta y no poeta de la época, vengándose de sentirse ultrajado por otros amores. También de una persona que rehuía el contacto directo con muchos poetas -como con Miguel Hernández- y que si bien era consciente de tener una buena proyección poética, mantenía una insatisfacción vital que seguramente hubiera explotado en su madurez si no hubiera sido asesinado.
Otro de los autores que más me han sorprendido ha sido Vicente Aleixandre y su buenismo con la Generación del 50 y Miguel Hernández, siendo Aleixandre uno de los pocos valedores y apoyos que tuvo en su estancia en Madrid, junto con Pablo Neruda -aunque lo desconozco-.
Todo esto concuerda con lo que hace poco más de un año escuché sobre la vida y obra del poeta ilicitano en un programa de radio, donde se emitía un especial y se valoraba la faceta poética y personal del autor. Seguramente haya más sombras y muchas más luces, pero lo oscuro siempre quedará al margen porque nunca interesará quebrar la imagen que se tiene de algunas personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario